…reclamando esta energía femenina

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…decir que NO a aquello que no quiere más

y de decir que SI a aquello que no existe y que sí quiere…


De las Mujeres del Patriarcado a las Mujeres Transformadoras

Myriam Wigutov
Teatrista, Docente de Técnicas Corporales
Instructora de Yoga y Bruja – Sacerdotisa de la Dios
a
myriamwigutov@hotmail.com

laruedapurpura@hotmail.com
www.laruedapurpura.com.ar

Entrevista realizada por Claudia Lamata

C /Myriam son muchos los temas que surgen de este nuevo encuentro y todos interesantes e inquietantes. Pero me gustaría que abordemos uno en especial y lo voy a denominar como La Mujer del Patriarcado.
Es muy cierto que todas somos resultado o producto del patriarcado, pero existe un tipo de mujer que está demasiado insertada y muy ciega, muy estructurada y rígida.
La veo mucho en el interior del país, en las provincias, en las clases altas pertenecientes a familias tradicionales y antiguas, pero también en las más bajas. Por supuesto que en la capital también se ve y mucho pero en el interior quizás se haga más evidente como en las familias feudales, que así los son. Esas mujeres no admiten ni se acercan a ningún tipo de cambio aunque la información no les falte.
Pienso que ellas pueden llegar a convertirse en algo muy negativo para si mismas como para la evolución de la mujer en general. Sinceramente me gustaría saber como podríamos llegar a ellas, tratarlas, ayudarlas a comprender e incorporarlas en una nueva línea de pensamiento.

M/ La Biblia dice que el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios. Yo diría todo lo contrario: que los Dioses están hechos a imagen y semejanza de los hombres y la cultura que han desarrollado.
Venimos de una tradición de entre seis mil y diez mil años donde el centro del imaginario religioso es un Dios Padre masculino, dominador, dador o privador de premios y castigos. Es más bien un general de un ejército iracundo, destructor y conquistador, exitoso. Este es el «cielo» de una comunidad que ha proyectado en él un ideal, valores a seguir.
Las mujeres no estamos fuera de esa cosmogonía jerárquica, dominadora cuyo objetivo es nutrir comunidades o sociedades que tienen como centro el ideal del guerrero conquistador y el de una mujer cuya sexualidad y capacidad reproductiva es controlada, todas hemos nacido sujetas a ese orden. Ya sea el guerrero que va a la guerra de Irak o el que trabaja en la bolsa de valores, es lo mismo.
Las mujeres tenemos una posición de dominación y el mandato de ser donantes, dentro de esa pirámide comunitaria en el que el juego dominador-dominado es «el orden “, pirámide a la que debemos entregar nuestro trabajo, nuestros hijas/os-soldados para que el sistema las/los devore y se renueve en su locura.

En este contexto algunas mujeres se han convertido, inconscientemente, en las mejores defensoras y soldados del sistema dominador-dominado. El sistema ha ganado la batalla en nuestras mentes realmente, al privarnos de una cosmogonía en donde lo femenino tenga lugar y sea equivalente a lo masculino. Cómo dirían los adolescentes: nos comieron la cabeza!
Al poner cómo superior la energía masculina en la cosmogonía judeo-cristiana-islámica, incluyo al budismo: el iluminado es un varón, el jefe es un varón. La idea de Divinidad está circunscripta a este guerrero solar, a este mito, del conquistador, del macho colonizador, donde la imagen de lo femenino (lo conquistado, lo colonizado) está subordinada ,sujeta a … y vista y dicha desde el macho-guerrero-exitoso.
Este mito aparentemente inocente, lejano (aunque si haces un poco de zaping, o recorremos los nuevos videojuegos, te darás cuenta que esta completamente vigente) precipita hacia nuestras vidas concretas, las construye, porque la cosmogonía (la organización del cosmos) que circula en los formadores de opinión y creadores de ficción, se imprime en nuestros cuerpos, en nuestras mentes, en nuestras almas. Escribe el discurso y el devenir de nuestras vidas. La aventura de las heroínas/héroes es conquistar, dominar, colonizar…etc.
Estas mujeres soldados del patriarcado nutrimos, vertimos nuestra energía, nuestro aliento al sistema. Me hace acordar a los personajes de García Lorca, a esas mujeres, secas, áridas que hacen una auto mutilación de su propias energías más acuosas, se secan a si mismas para donar su fertilidad a este sistema destructivo. Y lo único que puede producir tal sistema social son mujeres rencorosas, resentidas que, imposibilitadas de generar algún cambio, se odian a si mismas, a los demás, y sobre todo que odian a otras mujeres, cómo proyección de si mismas.
El conflicto es éste: otra mujer puede ser una potencial competidora ante los ojos de algún «hombre superior», sobre todo el padre, proyectado en jefes, incluso en jefas, es la función lo que importa.
Esta es una relación completamente tóxica que tarde o temprano se nos hace insostenible. Hasta que despertamos, algo o alguien nos tira una piedrita y se nos resquebraja todo ése lodo obsoleto, comenzamos a buscar, a husmear en nuestras profundidades, a buscar rastros mas originales, a descubrir huellas …a recordar un origen lejano… muy, muy lejano…a sentir la hermandad con otras mujeres

C/ Exacto, a eso apuntaba la pregunta.

M/ Entonces, lo que se ha generado en este sistema androcrático (el gobierno de lo masculino), entre las mujeres son relaciones de odio, competencia, desconocimiento, rivalidad, desautorización, descrédito. Son relaciones organizadas por la mirada, que proyectamos en un hombre potencial conquistador, novio, jefe, hijo… es » cómo » un DIOS PADRE. En especial esa relación la sentimos con nuestra propia madre biológica. La relación entre mujeres es una relación INTERVENIDA por el patriarcado.

C/ Destruyó la relación entre mujeres,

M/ Sobre todo, reitero, intervino en la relación con la madre biológica propia, la destruyó, disolvió, transformó, la desfiguró, hasta que la desterró. Entonces cuando vos me preguntas como trabajar con estas mujeres pienso en no evangelizarlas, sino en seguir con nuestro propio trabajo, asentarnos, afirmarnos, no callar. No panfletear.
Es la mujer pasteurizada, anestesiada, drogada, hipnotizada por el temor a ser destruidas por un hombre al que envistió de jerarquía la cultura y ella misma, por el padre, el novio, el marido, el amante, el jefe, el hijo…
Todos estos hombres humanos que re- presentan la idea del Dios Padre, de un padre castigador o protector: castigador si no te portas como te tenéis que portar y protector si te portas cómo te tenéis que portar; que promete: serás mi hijita adorada, mi esposa alabada, mi madre querida y te pagaré tu educación y tu alimento, tu esclavitud como esposa o tu dependencia como madre inválida. Yo te voy a bancar dice este Dios Paternalista. Entonces por no perder esa ilusión que nos incluye en la jerarquía patriarcal es que la mujer pasteurizada, anestesiada, hipnotizada, acepta el pacto tácito a cambio de olvidar su propio poder y el poder que nos confiere la correcta relación, la honorable relación con TODAS LAS MUJERES.
Este contrato con el DIOS PADRE exige la renuncia a la genealogía femenina, que tiene como punto de origen a la Mujer Alfa, la Protomadre, la Pachamama, exige la renuncia a los ciclos femeninos que son , en principio, los de nuestros cuerpos, análogos a los de la tierra, a los del cielo, a los del Universo todo.
En términos más psicoanalíticos: la renuncia al amor de la madre para inscribirse en la Ley del Padre. (L. Irigaray)
Valorar los ciclos femeninos, los ciclos de la tierra y de los cielos, los ciclos de nuestros mundos interiores, es una metodología para hacer otro contrato (salir del pacto mafioso) entre mujeres y sobre todo entre las mujeres que habitan nuestros mundos internos.
Todas nosotras tenemos conflictos severos con nuestra madre biológica, y esto no es casual, porque el patriarcado ha intervenido violentamente en la relación madre e hija para que lo femenino no sea transmitido tendenciosamente, cómo negativo y cargado de imágenes distorsionadas. La rivalidad entre madres e hijas existe, mas consciente o inconscientemente, por algún padre, por un jefe, por el marido, por un hermano, por un yerno, un hijo.
Entonces frente a la pregunta «Cómo ayudar a las mujeres a comprender e incorporarlas en un cambio? » yo opino que la energía femenina no es dominadora, no evangeliza, mas bien atrae… y si es que es verdad que Todas Somos Una mi cambio afectará a Todas!

C/ Coincido con lo que decís, y ahora te pregunto ¿cómo trabajar con esto?

M/ No tengo recetas. Una paradoja de tal alcance merece un sorprendido «Ohhhh!!!!!!!!!», una inhalación profunda y autoafirmarme en mi propia Sanación, en la Sanación de mis ritmos cíclicos, Sanación de la relación con mi propia madre biológica, con mi propia tierra, con mis propias amigas, con mis propias hermanas, y ver si puedo, si es que es posible, tejer, retejer la trama de una red que, asumámoslo, está rota!
No quiero convencer a ninguna mujer de que sea distinta de cómo es, que piense distinto a cómo piensa, de que piense cómo yo, pero si es que es verdad que todas somos una, el trabajo sobre mi misma repicará por impregnancia en las y los demás y en aquellas que estén dispuestas a abrir las rendijas de su propio secreto un pilín así…! y se producirá alguna transformación….
Transformar miles de años en una, dos o tres generaciones es un profundo trabajo, al que algunas entrarán más dispuestas que otras. Y es correcto que así sea, no encuentro error en ello.
El movimiento feminista se ha institucionalizado, ha tomado la formulación jerárquica de la política patriarcal, la ha adoptado y reclama «igualdad», cuando en verdad creo que las mujeres somos diferentes a los hombres. Los aparatos políticos de los movimientos femeninos reproducen, son iguales a los de los partidos políticos guiados por hombres, porque siendo hijas de este sistema tenemos internalizado ése formato de poder. Por eso el feminismo tiene tan mala prensa porque es jerárquico dogmático, verticalistas igual que el patriarcado, hemos reproducido el mismo modelo, no hemos podido salir del esquema donde hay un superior y un inferior, uno que gana y otro que pierde, de la estructura piramidal Taperwere. Esto está en el concepto de Poder. Está en nuestro inconsciente colectivo de género y social. Es allí donde se producirá el próximo cambio, pero no en las otras, sino en cada una de nosotras, para que luego esto se expanda y expanda desde lo microcósmico hacia hacia lo macrocósmico y así hacia las relaciones comunitarios. Cómo voy a pretender cambiar la comunidad si yo internamente no he cambiado?
Hay militantes feministas que son golpeadas por sus maridos, no es que me parezca mal que sean feministas, al contrario, lo que me parece un nuevo desafío es que junto con el reclamo social asumamos un cambio íntimo, personal que acompañe el cambio allí afuera. Cómo movimiento no va a ser del todo sano hasta que en la estructura de la militancia feminista deje de aparecer el rencor, el temor y el odio a lo masculino, desconocimiento, rencor el plagio, entre las mismas mujeres feministas. Competencia entre mujeres por un poder real o imaginario que puede estar habitado por una mujer con genitales femeninos en su pelvis (cómo por ejemplo por una Presidenta de la Nación) pero con un poder masculino en sus formulaciones y métodos, un poder sobre otros, no un poder junto con los otros. Cambiar el ADN del poder será el resultado y lo visiono así, será el resultado de cambiar el ADN del Poder dentro de nuestras propias mentes. Es una cuestión de transformaciones de principios no de cambio de figuritas.
Lo que es afuera es adentro. No va a pasar allí afuera lo que no pase aquí adentro: dentro de nuestras propias mentes, de nuestros propios corazones y nuestras propias almas.

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UN POCO DE HISTORIA

El movimiento feminista emerge a finales del S XIX cuando las mujeres logran el voto. Esta es la PRIMERA OLA FEMINISTA, la primera conquista grande e importantísima del feminismo, hoy no estaríamos aquí sentadas hablando sobre esto si aquello no hubiera sucedido. Se estructura el pensamiento feminista a partir de ese hito, » el logro del voto».

C/ Un salto.

M/ Un salto cuántico que nos colocó como trabajadoras y como votantes o sea nos instaló en el discurso civil y jurídico en una posición opuesta a la que teníamos en todo el siglo XVIII. Podríamos decir que ese fue el salto cuántico de nuestras bisabuelas y abuelas. Nuestras madres en la SEGUNDA OLA DEL FEMINISMO a fines de los ’60 junto con el reconocimiento de la diferencia de los géneros se ha trabajado por la recuperación de la sexualidad femenina cómo diferente de la masculina. Fue un logro y una trampa al mismo tiempo, pero vamos a decir que fue otro punto de giro en la historia feminista.

C/ ¿Por qué decís trampa?

M/ Fue trampa porque igualó la sexualidad femenina a la masculina cosa que es una chasco, entonces las mujeres caímos en la trampa de buscar nuestras acabadas como los hombres buscan su eyaculación. O sea eras mas sana, mas piola cuanto más cogías pero no cuando cogías mejor. Eso fue un enmascaramiento del abuso de la sexualidad masculina sobre la femenina, entonces en los años 60, 70 la que no tenía sexo con todos sus amigos era una estúpida y en verdad ser progresista y políticamente correcta pasaba por un olvido de la propia sensibilidad, ofrendando el cuerpo como objeto.
Cosa que después se nos volvió en contra como masa crítica, como grupo humano las heridas femeninas en la sexualidad. Barry Long es un maestro tántrico americano, lo dice de una manera muy interesante: en los años setenta pareció haber un avance pero en verdad no lo fue, la mujer salió de su útero para vivir en su vulva.

Fue una genitalidad muy exterior olvidándonos de la intimidad, la interiorización, del abrazo, de la necesidad de amor y de las energías mas íntimas volcadas siempre al hombre, una vez mas y no hacia si mismas.
En esta tercera ola del feminismo en la que vos y yo estamos inscriptas, que comienza en los años ochenta, noventa, en Europa y USA, comenzamos a preguntarnos por los rostros más internos y arcaicos, por un decir de lo femenino por lo femenino. Empezamos a preguntarnos, ya no a accionar en lo político, en lo social, en lo doméstico, en la pareja, sino a preguntarnos: ¿quien soy yo, si no soy esta que dice la cultura que debo ser?, una pregunta honda, íntima, secreta, menos exterior, más interior.¿qué modelos tengo que me siento tan vacía, porque estos modelos no me expresan, no me representan y ahí caemos en cuenta que las deidades, las mitologías judeo-cristianas, islámicas -budistas nos dan una imagen masculina que no nos satisface. Que nos excluyen de una espiritualidad, que nosotras sentimos enormemente viva, pero que no tiene lugar en las estructuras clericales.
Y es así cómo nacen, en estos años noventa, todos los movimientos de feminismo espiritual o espiritualidad feminista, o dentro del cristianismo hay cristianas feministas que siguen militando dentro del cristianismo o que se han salido para militar sin dejar de ser cristianas y cuestionar al cristianismo Y dentro del judaísmo, del budismo, del islamismo también.

C/ También dentro del judaísmo,

M/ Mucho y dentro del Islam, también. Hay feminismo del Islam. Mismo dentro del budismo hay una monja que le está pidiendo al Dalai Lama más participación y ha logrado hacer un monasterio solo de monjas lamaístas. Hoy leí que Dalai Lama declaró que su sucesor podía ser una mujer. Es un movimiento en todas las religiones y que pone en cuestión, cuestiona las religiones patriarcales en su núcleo. Dentro del judaísmo acá en la Argentina ya hay tres Rabinas, mujeres jóvenes, y dentro del judaísmo reformista que discute que cuestiona lo tradicional hay un movimiento de mujeres, sobre todo en USA, de volver a traer a la imagen de la Shekina (que es la diosa de los judíos, así como Magdalena o la Virgen Maria es el receptáculo de deidad femenina en el cristianismo, en el judaísmo es la Shekina y todas las matriarcas del judaísmo). Volver a discutir el rol de la mujer, dentro del cristianismo, del judaísmo, de las estructuras clericales, reclamar el sacerdocio femenino, pone en duda y exige reflexionar sobre el género de la deidad.
Esta tercer ola del feminismo, llamado Feminismo Espiritual, a su vez se correlata con un feminismo social y político que reclama una equidad de derechos a nivel legislativo y no deja de tener un discurso ecologista que busca una revalorización del planeta tierra como ser. Todo esto forma parte de este movimiento que surge como resultado de los dos anteriores.
Vos fijate que cada vez va en mayor profundidad hacia dentro. Y en esta tercera ola donde ha logrado el rango de filosofía, donde hay filósofas feministas que se reúnen para pensar sobre el feminismo y emitir un discurso de lo femenino sobre lo femenino, tratando de hacer una revisión. Donde existe una revisión del psicoanálisis desde la visión del feminismo, donde hay una reformulación de las leyes desde el feminismo y la equidad de género a nivel mundial.

C/ El psicoanálisis es bien patriarcal.

M/ Y sí…pero es mas cool decir que es «falocéntrico”, jajajaja!… y en este momento hay una revisión del psicoanálisis desde todo el aporte filosófico ético que ha hecho el feminismo social y político.
Este concepto de transformación y de inclusión y de equidad, no de igualdad, algunas feministas piden la igualdad, yo no me identifico con ellas, en cambio otras piden equidad, que significa diferencia pero igual valor.
Pienso en una mujer del interior esposa de un gran terrateniente ¿qué tendrá que ver con todo esto?, en apariencia nada, sin embargo algo le va a llegar en algún momento. Si ella acepta el cambio o no, veremos… quizás ella no lo acepte, pero su hija o nieta por oposición lo va a aceptar.
Entonces ¿como hablarle?, no es mi metodología convencer a nadie. Una mujer que compite por un lugar de poder en una empresa con otra mujer, que desconoce su solidaridad de género y que aplica la metodología del jefe a imagen y semejanza del Dios Padre, no está aplicando la capacidad de ser red que tenemos las mujeres. La posibilidad de trabajar en círculo no en línea jerárquica vertical, pero no porque es mala sino porque está en desconocimiento y esa es la manera en que ha intervenido el patriarcado. Para que seamos ignorantes y gracias a ser ignorantes poder ser dominadas. La mujer que se aferra a esa ignorancia yo la comprendo profundamente porque no tiene la flexibilidad suficiente y está muy herida.
No te vayas a creer que en le movimiento de espiritualidad femenina estamos a salvo, no, no. Y asumámoslo!

C/ Por supuesto que no…

M/ Todas estamos atravesadas, porque hemos nacido en él, el patriarcado y porque todas tenemos que revisar la relación con nuestra madre y porque hemos nacido en un imaginario religioso donde el dios padre se grabó sobre nosotras, por mas que seamos eruditas y estudiosas y practicantes de la Espiritualidad Femenina ( en cualquiera de sus variedades) y esto me incluye.
Para mi es una practica diaria, revisar y revisar y cada vez que me doy cuenta de mis rigideces e identificaciones con estos aspectos mas sumisos, vuelvo al primer paso, a empezar otra vez, ya cada vez estoy con el recorrido ya hecho, estoy mas blandita pero me agarro broncas conmigo misma, y otra vez volver a revisar. Esta flexibilidad-inflexibilidad, sea la señora del feudal, con la hegemonía de una Margaret Thatcher, luciendo el bastón de mando como un hombre, olvidando y renunciando a su poder generador, dulcificador, sensorial, sensual, pero también de justicia y de disolución, para seguir rencorosa y enferma… de esa mujer hay algo en todas nosotras también. Está en las que estamos trabajando y en las que estamos queriendo buscar nuevos rostros de Lo Femenino, justamente porque nos reconocemos así de heridas y de secas y tenemos el anhelo de sanarnos.
No todas queremos y podemos cambiar. Uno encuentra el mandala de la Triple Diosa (del que habla y escribe Analía Bernardo) y una dice «pero esto lo tendrían que conocer todas las mujeres»…Si. quizás sí, quizás no. Leemos o hacemos una Rueda Púrpura y sentimos, «pero esto tendrían que experimentarlo todas»… Yo ya no siento así. Aquellas que tengan ganas, aquellas que lo necesiten, aquellas que busquen un cambio, que tengamos un deseo de superar el dolor y hallar el gozo y de poder viajar entre dolor y gozo y no estar siempre en el dolor, aquellas…encontraran a la Divinidad Femenina porque la buscan.

C /Hay algo que se presenta mucho en las mujeres respecto a su relación con los hombres y los vínculos que con ellos forman. De pronto cuando están dos o tres mujeres reunidas hablan de sus maridos, parejas o novios y se escuchan quejas y más quejas relacionadas al egoísmo de ellos, a los malos tratos, indiferencia, desprecio, abandono et, etc. Pero cuando llegan a sus casas u hogares se someten, porque además del temor a las pérdidas sociales y económicas que impone el patriarcado si la mujer se porta mal, actualmente observo el miedo que tiene la mujer a la pérdida del sexo.
Considero que es un punto importante y aclaro que no estoy diciendo que no hay que tener relaciones sexuales, lo que sí en cambio digo es que la mujer muchas veces por no dejar el pene, el falo mágico o divino compromete su libertad, inteligencia y capacidad femenina. Entonces yo me pregunto, si bien la vida sexual es importante, pero ¿no es un costo demasiado alto el que tienen que pagar para tener a un hombre en la cama todas las noches?. Veo mucha subordinación de la mujer como también comprometer sus vidas por una tibia semejanza al amor, que ellas saben bien que es solo una amarga mentira.

M/ Lo que yo leo ahí es una ecuación un poco más abstracta: las mujeres hemos tenido que masculinizar nuestra sexualidad y no es verdad que la mujer «necesite» el falo cómo el varón necesita la vagina. No, no es verdad. Esto es un mandato cultural sobre nuestra sexualidad. Eso es una analogía que supone que somos «como» algunos hombres, iguales a algunos hombres que necesitan la descarga de semen. Aunque hay, pocos, pero los hay hombres que puede sutilizar su sexualidad y gozar muchísimo más que de la mera descarga de tensión psíquica y física, el típico «polvo de albañil».

C/ Pero convengamos que esto último es lo que mas se ve.

M/ Así como una mujer se diferencia de una primate porque no necesita, solamente, mantener la especie.

C/ Precisamente por como es nuestra naturaleza, estas mujeres se convierten en esclavas del instinto tanto suyo como del hombre, y por supuesto no encuadro a “todas” las mujeres, sino “aquellas” a las que hice referencia anteriormente.

M/ Las mujeres no somos esclavas del instinto. Todo lo contrario, tenemos una sexualidad no stop y no necesitamos de ningún pene externo, la sexualidad femenina es totalmente auto erótica y por eso el patriarcado ha intervenido tanto para someterla y encausarla para la reproducción.

C/ Creando una dependencia sexual-erótica importante, como vos decís “masculinizar nuestra sexualidad” y haciendo esclava a la mujer, una vez más de la necesidad del hombre.
Sin embargo existe un poder sexual muy grande en nosotras.

M/ Enorme. El concepto más abstracto del que hablaba antes es la relación dominador -dominada que se expresa en la relación entre una mujer y su marido, entre una madre y su hija, entre dos hermanas y sobre todo en la relación de una mujer con si misma. Esa ecuación de funcionamiento donde hay uno superior y otro inferior donde este depende del superior. Incluso se puede dar al revés: hay hombres que se posicionan en la situación de dominado y la que domina es la mujer. Es decir lo que importa no es los genitales llevamos en la pelvis sino cual es el juego que producimos. El juego es el de dominador -dominado, que es esta ecuación de funcionamiento que opera en nuestras mentes y en las que hemos sido educadas/os en esta cultura jerárquica, sería permeable de cambio. Como ha sido un hecho cultural, no es del orden de lo natural, es cultural por lo tanto se puede cambiar. Pero cambiarlo implica una decisión, primero tomar conciencia del sufrimiento que nos causa. Esas amigas nuestras que dicen ahh no, pero yo no me voy a perder el estatus de tener un macho en mi cama todas las noches y para eso voy a ser su sirvienta o la administradora de su casa, de sus bienes o su mejor soldado, en verdad lo que están diciendo es «yo por mi misma no soy nada, necesito de un superior que me dote, me done su poder o me lo prive» y esa es la relación dominador-dominado intrínseca, inconsciente. De esto habla Rianne Eisler en sus libros, El Cáliz y la Espada y Placer Sagrado
Cuando una mujer se inicia y conoce su propio poder, puede seguir en relación con su marido, hijas/os, amigas sin cambiar nada allí afuera pero cambiando la posición interna y es capaz de hacer los cambios que tenga que hacer, de introducir las creatividades necesarias en un vínculo. De decir que no a aquello que no quiere mas y de decir que si a aquello que no existe y que sí quiere.
Este cambio en nuestras propias mentes es lo que está aconteciendo en la totalidad del planeta, con este movimiento de mujeres de espiritualidad femenina que están cuestionando la posición de lo femenino en la cosmovisión espiritual. Ya sea en el cristianismo, en el judaísmo por fuera de ambos. Con la forma de espiritualidad femenina independiente como las mujeres de la Diosa, dentro del budismo, en eco-feminismo o feminismo ecológico, en psicoanálisis con perspectiva de género. Todas estamos … que vuelva a tener un lugar protagónico, un valor Sagrado.
Esto que está pasando allá afuera ya implica un cambio en nuestras mentes. Por ejemplo todos los instrumentos sociales con los que hoy contamos en la Ciudad de Buenos Aires y en el país de lucha contra la violencia doméstica de los hombres hacia sus esposas, o de los adultos hacia los hijos. Los grupos de mujeres golpeadas. Las oficinas donde trabajan psicólogos / as, abogados / as, sociólogas/os para diseñar políticas de educación sexual, planificación familiar en las villas, en los barrios. Y en las clases sociales más altas donde la mujer puede ir y denuncia que es golpeada por su marido.

C/ La existencia de la Comisaría de la Mujer.

M/ Claro, un ejemplo mas…y hay más.
Todo esto es resultado, esta búsqueda, de resacralizar lo Femenino.
Esto tiene un rango de ley, que hayamos llegado a esto ha sido porque ha habido un cambio mental, que continuará, junto con un cuestionamiento de esta relación dominador-dominado.
El poder femenino trabaja como una nube que se expande, entonces que vos y yo hoy estemos debatiendo este tema hoy aquí, le afecta a mi vecina de acá al lado y a la de enfrente, aunque no nos escuchen esto forma círculos concéntricos. Y llegará hasta esas mujeres del interior de las que hablábamos al comienzo de la nota.

C/ Muchas gracias Myriam.

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